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La niña vendida

Thelma de El Salvador era una niña pequeña y enclenque. Por suerte, porque así se salva del mayor peligro para las mujeres migrantes, del abuso sexual.

Esta nota en: deDeutsch (Alemán)

Thelma Tejada está al frente de la mesa de la cocina. Al fondo, la carne de cerdo se cocina a fuego lento en una mezcla de chiles, cebolla y salsa impregnando de olores la pequeña cocina en la que pasa la mayor parte del día. En su mano tiene un puñado de cartas que le han enviado desde El Salvador. Con cuidado abre los sobres rasgados y acaricia las delicadas páginas amarillentas. Sólo ha respondido a un par de ellas. Son cartas de su madre que no ha visto desde hace más de 30 años. Su madre le escribió cuanto le ama y extraña. “Sinceramente eso no significa mucho para mí”, dice Thelma. “Porque mis padres me vendieron”.

Thelma vivía con su madre, su padrastro y sus seis hermanos en circunstancias precarias en la comunidad de Atiquizaya, en El Salvador. «Muchas veces faltaba el dinero para comprar suficiente comida», recuerda. Cuando Thelma tenía siete años, ya debía trabajar. Sus padres la mandaron a limpiar casas en el vecindario. Si su padrastro estaba molesto con ella, la golpeaba con su cinturón. “A menudo lo estaba”, menciona Thelma mientras observa la gran cicatriz de su muslo izquierdo.

“Los podían meter a la cárcel o de una vez los mataban"

La guerra civil con la que Thelma creció fue una de las guerras más crueles de Centroamérica. Guerrilleros de izquierda lucharon contra la Fuerza Armada Salvadoreña del entonces gobierno. Un enfrentamiento que costó la vida de más de 70 mil personas. Aquellos que se aventuraban a salir a la calle después del toque de queda arriesgaban su vida. “Los podían meter a la cárcel o de una vez los mataban, había mucha gente encapuchada y soldados en todos lados”.

La guerra civil de El Salvador terminó hace más de veinte años, pero hasta el día de hoy el número de migrantes sigue aumentando. En 1990, casi 1.2 millones de personas huyeron de El Salvador. En 2017 eran 1.6 millones. Huyen de la violencia, la pobreza y del crimen organizado, generalmente a los estados vecinos de Guatemala, Honduras y México. Muchos de estos migrantes tienen la meta de llegar a EUA.

Forzada a dejar su tierra

El viaje de Thelma no fue para buscar un refugio, tampoco fue voluntario. Thelma tenía 14 años cuando fue vendida a José Luis, hermano de una de las dueñas de las casas que solía limpiar. José Luís vivía en Tuxtla Gutiérrez, en el estado de Chiapas en México. Se llevó a Thelma junto con otras siete mujeres un poco mayores en una camioneta.

Thelma conocía algunas de las otras jóvenes. «Realmente estaban emocionadas de venir a México. «Ellas pensaban que iban a ganar mucho dinero y podrían mandar un poco a sus papás para ayudarles. Quién sabe. Tal vez hayan alcanzado su objetivo», dice Thelma mientras mira las viejas fotografías de sus sonrientes compañeras en su álbum de fotos.

Thelma estaba asustada. Tenía miedo a lo desconocido, miedo a la incertidumbre de su destino. La superficie de carga de la camioneta estaba tapada, todo estaba oscuro, apenas se veía la carretera entre las rendijas. El conductor era un hombre al que llamaron “el Coyote”. «José Luís probablemente tomó el avión», dice Thelma cínicamente. No fue hasta el día siguiente que llegaron a la frontera con México.

A través de la frontera

México y Guatemala están separados por un río. No había policías, ni control fronterizo. «Dormí la mayor parte del tiempo hasta que me despertaron para cruzar el río”, dice Thelma. El río era muy caudaloso y la corriente muy fuerte. “No sabía nadar. Lo que salvó mi vida fue que el Coyote jaló de mí brazo para poder atravesarlo”. Al otro lado los esperaba la próxima camioneta. Otra vez viajaron en completa oscuridad. Condujeron directamente a un establecimiento con una pequeña piscina.

"Creo que querían ver nuestros cuerpos"

A las mujeres les dieron trajes de baño y les pidieron mostrarse. Además de ellas, sólo habían hombres mayores: compradores potenciales. «Creo que querían ver nuestros cuerpos. Las otras chicas eran todas muy hermosas”.

Treinta años después, Thelma y su esposo Berzaín no poseen mucho: una pequeña casa de adobe en un pueblito en Chiapas con dos habitaciones, cocina y  un baño. Además tienen algunos animales. Cultivan maíz en una pequeña explanada atrás de su casa.

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A los 20 años de edad, Thelma contrajo matrimonio con su esposo Berzaín

Incluso si pudiera, Thelma no cambiaría nada en su vida. Está orgullosa de quién es y de lo que tiene. No le gusta hablar sobre sus raíces, porque en su pueblo viven muchos hondureños, salvadoreños y guatemaltecos. Muchos de ellos tienen un empleo mal remunerado o piden dinero en la calle o incluso venden sus cuerpos para llegar a fin de mes. Los mexicanos los tratan con desprecio. Thelma no quiere ser tratada como una pobre mujer centroamericana.

Cansada de ser tratada como objeto

Las mujeres son particularmente vulnerables en el proceso migratorio. Según Amnesty International, el 65 por ciento de las mujeres migrantes en México es víctima de abuso sexual. «Los hombres creen que tienen todo el derecho del mundo para tratar las migrantes a su antojo», dice Thelma.

"Las mujeres migrantes son presa fácil para personas del crimen organizado y pandillas"
Entrevista con Bernadette Eguía Ornelas, Psicóloga en el Servicio Jesuita a Migrantes

¿Cuáles son los principales motivos por los que las mujeres centroamericanas huyen a México?
La mayoría huye para poder sobrevivir. Muchas veces son víctimas de violencia doméstica o son amenazadas por pandillas como por ejemplo las Maras Salvatrucha en Honduras y El Salvador. Muchas mujeres también son obligadas a ser parejas de los pandilleros a cambio de seguridad.

¿Cuáles son los problemas por los que pasan las mujeres migrantes en comparación con los hombres?
Las mujeres migrantes son más vulnerables. Son vistas como presa fácil para personas del crimen organizado y pandillas. Las mujeres sufren sobre todo de abuso sexual, pero también son golpeadas y humilladas.

¿Cuáles son las estrategias para que las mujeres migrantes se protejan en su viaje?Hace muchos años se popularizó el término “la vacuna anti México”. Se trata de una vacuna que protege aproximadamente por tres meses a las mujeres de un embarazo. Y ese tiempo se necesita por lo general para atravesar México. También hay  mujeres que se visten de hombre para pasar desapercibidas. Además muchas migrantes se buscan una pareja en el camino para estar más protegidas. Al menos las mujeres son mejores en generar redes de apoyo, es decir, que ya saben con quién van a vivir en su destino, tal vez con familia o amigos. Los hombres por lo general planean mucho menos su huida.

 ¿En que se desempeñan las mujeres migrantes que llegan a México?
En la frontera sur muchas buscan trabajo como empleadas domésticas. O trabajan como meseras o ficheras en restaurantes y bares. Aquí, el peligro de ser otra vez víctimas de acoso y abuso sexual es muy alto.

¿Los organismos federales están haciendo lo suficiente para proteger las mujeres migrantes?
Yo creo que las instituciones federales no trabajan como deberían. Últimamente están poniendo más atención en las necesidades de migrantes, sin embargo queda mucho por hacer. Se necesita un personal más capacitado que realmente entienda por lo que pasan los migrantes, sobre todo las mujeres.

Thelma apenas escapó de un destino parecido. Después de llegar a México y de mostrarse en traje de baño a hombres desconocidos fue separada de las otras jóvenes. Thelma cree que fue por ser muy niña todavía, por no tener nada que ofrecer a un hombre. Esa fue su suerte. Thelma fue alojada en una habitación con los hijos gemelos de José Luís. La habitación no tenía ventanas y solo una cama y un sillón. En la segunda noche, José Luis se metió borracho y casi desnudo a la habitación de Thelma. ‘Ella se va mañana’, dijo mientras sujetaba una toalla alrededor de su cintura con una mano, y apuntaba con el dedo hacia Thelma con la otra. «No podían enviarme a donde habían enviado a las otras chicas. Yo era muy pequeña y débil. Solo una niña. Por eso seguramente me venderían nuevamente como criada”.

"Betty es la única madre real que he tenido"

Thelma estaba cansada de ser tratada como un objeto, y no iba a permitir que la vendieran otra vez. Tan pronto como todos estuvieron dormidos, tomó su pequeña mochila con poco más de un cambio de ropa, y escapó por la puerta de atrás.

Una vecina la ocultó por unos días y llamó a su amiga Betty, una mujer soltera que necesitaba ayuda en su casa. Es así como Betty se convirtió en «Mamá Betty». «Betty es la única madre que he tenido», dice Thelma. Nunca hubo una adopción oficial, pero Betty se hizo cargo de Thelma.

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Thelma con Mamá Betty

«Por primera vez tuve un verdadero hogar. Viví rodeada de una familia que se preocupaba por mí”. Sin embargo, Thelma todavía era ilegal en México, no tenia papeles oficiales.

Y otra vez tuvo suerte. Mamá Betty consiguió de un conocido que trabajaba en el registro civil el certificado de nacimiento de una niña fallecida de la misma edad que Thelma. Es así como Thelma recibió los papeles de una muerta y se convirtió en Rosa. «Finalmente me sentí tranquila”.

Momentos en familia

Todas las noches, Rosa y su esposo Berzaín ven la televisión antes de dormir. Cuando aparecen noticias provenientes de Él Salvador, Rosa le pide a su esposo que cambie de canal. “No me gusta ver nada relacionado con El Salvador, me deprime ver tanta tristeza, trato de recordar nada más las cosas bonitas que me pasaron allá.”

En el pasado Rosa había sufrido mucho abuso. Y antes de casarse le dijo a su esposo “no voy a permitir que nadie me vuelva a pegar,  porque ya me pegaron mucho toda mi vida”. Él nunca rompió esta promesa.

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